El bebé la única forma que tiene de hacernos ver su malestar es llorando. Unas veces llorará por hambre, otras por estar molesto por el pañal sucio, por algún aire. Pero muchas veces llorará aparentemente sin motivo y se calmará si lo cogemos y es que no debemos olvidar que somos mamíferos y es importantísimo que sientan nuestro contacto, nuestros latidos del corazón, nuestro olor, que los abracemos. Esto es vital para su desarrollo físico y psíquico. Un bebé necesita sentirse querido y protegido. Por eso busca que lo tengamos en brazos y no por “tener vicios” ni “buscarnos la vuelta”.
Nunca va a ser malo que lo cojas, nunca va a ser malo que le des el pecho. No hay nadie al que le haga daño que le den mucho cariño, pero sí al que le afecte la falta de cariño. La maternidad y paternidad en muchas ocasiones es dura, pero estos momentos de encuentro, de intimidad, de cariño, compensan por todo y hace renovar la energía. No te los pierdas.
Cuando te encuentres saturada y cansada, pide que paseen un rato a tu bebé y dedícate a dormir una siesta, darte una buena ducha o ir a dar un paseo. Ya verás cómo todo lo ves mejor después.
Si tienes posibilidad, pide que te ayuden tus personas cercanas para temas domésticos sobre todo el primer mes.
Esta información deseamos que resulte de utilidad a las nuevas madres en los primeros días de lactancia. Para consultar muchos otros temas y profundizar más, es muy recomendable acudir a algún buen libro sobre lactancia, como por ejemplo “Un regalo para toda la vida. Guía de la lactancia materna” de Carlos González.
Para cualquier duda que te surja, no dudes en acudir a tu CAM o a un grupo de apoyo a la lactancia.